martes, 23 de agosto de 2011

BARBEROS Y CIRUJANOS EN EL RENACIMIENTO


       La profesión de cirujano y la de médico han sufrido numerosos encuentros y desencuentros a lo largo de la historia. En general, el cirujano (barbero, arreglador...) ha sido considerado el técnico, mientras el médico (más relacionado históricamente con el sacerdote o el chamán).

      Cuando se produce la caída del Imperio Romano y los pueblos llamados por ellos "bárbaros" invaden Europa, todos lucían muy afeitados. Pero los francos, visigodos, y los demás pueblos germanos traen la moda de los cabellos largos y las barbas. En la Era Medieval, se produce un ascenso importante en la actividad de los barberos. Todas las operaciones quirúrgicas habían pasado a manos de los clérigos, quienes eran las únicas personas ilustradas en la sociedad medieval. Los nobles, incluso, no sabían en su gran mayoría leer ni escribir. Los clérigos toman como asistentes de sus intervenciones médicas a los más capacitados para esa tarea, por entonces: los barberos, quienes estaban ya familiarizados con extracciones dentales y algunas otras curas menores.  

      A comienzos del siglo XIII se había fundado en París el Colegio de San Cosme, uno de los patronos de la cirugía. Este Colegio subió de status a los cirujanos: los maestros cirujanos, clericales, que sabían latín, vestían toga larga y hacían la cirugía mayor, incluida en ésta la litotomía; los cirujanos barberos, laicos, que ignoraban el latín, quedaban limitados a la flebotomía, extracción de dientes y curación de heridas, y para ejercer debían ser aprobados por los primeros.

      La cirugía del Renacimiento se caracteriza en toda Europa por la división entre cirujanos y barberos; los primeros, con instrucción teórica, conocimientos de anatomía y de medicina; los segundos, poco más que curanderos ambulantes. Sin embargo, tanto unos como otros vieron amenazada su profesión por los médicos, cuya mejor posición social y preparación les proporcionaba una mayor clientela. Durante el Medievo, esta intromisión fue evitada por el poderío de los gremios de cirujanos. Sin embargo, al debilitarse éstos, fue necesario el apoyo de las instituciones para la supervivencia de la profesión. En España, el Protomedicato, fundado por los Reyes Católicos en 1477, era el responsable de la formación y protección de los cirujanos. En la misma época, en Francia se regularon los estudios de los cirujanos barberos (de toga corta) y los cirujanos de toga larga, que dependía de la Facultad de Medicina.   
(http://www.ujaen.es/investiga/cts380/historia/la_medicina_del_renacimiento.).

      La profesión de barbero adquiere entonces una categoría no conocida anteriormente. Y también comienza, en el transcurso de los próximos 6 siglos, una lucha y una competencia entre barberos y médicos cirujanos. Hasta la mitad del siglo XV los barberos continuaron haciendo cirugías y todo tipo de curaciones, sin mayores problemas. En 1450, en Inglaterra, los barberos, por decisión del Parlamento, quedarían restringidos a sangrías, extracciones dentales y corte y cuidado del cabello. En los siglos XVI y XVII, los barberos ocuparían altas posiciones en las cortes reales.  Una ordenanza de Enrique VIII  los  autorizaba a recibir una vez por año cadáveres paradiseccionar y estudiar anatomía humana............................................ ……………………………………………

      La Corona española necesitada de mantener en buenas condiciones de salud a su población, especialmente, la destinada a las campañas de conquista y mantenimiento de sus crecientes posesiones territoriales, tanto en Europa como allende el océano, previó desde el siglo XVI un ejercicio institucional de la medicina y la cirugía. La creación de los puestos de cirujanos en las naves mercantes y de guerra existe desde los años de expansión de las conquistas de nuevos mercados. Los cirujanos del mar, los que atienden a bordo de los navíos, son los primeros que pertenecen a una institución, la marina mercante y más tarde la Real Armada.
  
      Otro tanto se puede decir de los cirujanos del ejército, quienes, si bien sirven desde que hay lucha entre diferentes grupos humanos, se institucionalizan hasta el primer tercio del siglo XVIII y adquieren parte de su profesionalización con el advenimiento de las reformas borbónicas.
(redalyc.uaemex.mx/pdf/137/13710502.pdf).

      Los peluqueros tuvieron su período dorado durante el siglo XVIII, pero luego de la Revolución Francesa, como rechazo al Ancien Régime, las pelucas comenzaron a dejar de usarse, y resurgieron las tendencias de estilos basados en el cabello natural. En las cortes y en los Parlamentos, sin embargo, se siguieron usando pelucas empolvadas. Pero los peluqueros, durante el siglo XIX, comenzaron a trabajar cada vez menos, pues ya el uso de pelucas no era masivo. Siguieron trabajando en el corte, afeitado de barbas y diseño de peinados.